Mis primeros coqueteos con el mundo beauty
Siempre me llamaron la atención los cosméticos y los productos de belleza en general. Tenía una mini colección que, si soy honesta, no sabía utilizar… pero me encantaba tenerla. Por otro lado, todo este tema me unía de una forma especial a mi mamá, quien también amaba el maquillaje. Para ella, delinearse los ojos era un must, al igual que llevar los labios pintados.
Recuerdo de niña acompañarla a comprar maquillaje. Para mí era un sueño: ver esos estantes llenos de colores, brillos y envases que parecían joyas. Me fascinaba observar cómo se emocionaba probando tonos, y me sentía especial al compartir ese espacio con ella.
Cuando el maquillaje era mi máscara
Ya de adolescente, en los años 80, intentaba recrear lo que había aprendido mirándola, pero sin técnica y con ideas muy distintas a las de ahora. En ese tiempo, para mí el maquillaje no era un juego ni una forma de crear; era más bien una máscara. Una capa opaca que ocultara mi piel grasa y las marcas del acné, algo que me hacía sentir insegura.
Mi objetivo era borrar cualquier signo de brillo o relieve, como si al hacerlo pudiera borrar también mis complejos. Me refugiaba en bases mates, polvos y más polvos, siempre buscando un acabado plano y sin luz.
La Dani y el derrumbe de mis creencias
La verdad es que no entendía las sutilezas del maquillaje… hasta que conocí a mi socia, la Dani. Y ahí, todas estas creencias se empezaron a derrumbar. ¡Así es, a derrumbar! De modelo en sus cursos profesionales pasé a alumna de automaquillaje. Y recién en ese punto entendí que el maquillaje es un medio para comunicarnos y expresarnos.
Como siempre tuve este “bichito” de amor por el mundo beauty, terminé haciendo un curso profesional con la Dani. Y ahí mi mundo dio un giro de 360 grados. Entre clase y clase descubrimos muchos puntos en común y, entre un look y varias técnicas, nació Veus.
Menos es más (y mucho más)
El mayor aprendizaje en todo este camino fue que menos es más. Que no se trata de capas y capas para ocultar, sino de elegir bien lo que aplicas y dónde. Que un toque de luz, un color en la mejilla o un delineado preciso pueden decir mucho más que un maquillaje recargado.
Nuestra dupla: unidas por la pasión y la diferencia
Nuestra diferencia de edad ha sido también un aprendizaje continuo para las dos. A veces un poco complicado… y muchas veces muy divertido, sobre todo cuando nos confunden con madre e hija. Podríamos serlo, pero creo que el universo nos juntó por algo. Y ese algo fue la creación de Veus: aportar esta increíble marca al mundo y darle un poco de spice a la vida.
La esencia de Veus
Cuando nos planteamos el presente y futuro de Veus, es como dice la Dani: ser esa amiga cool que todas tenemos, la que te acompaña en todo momento, con chispa, espontaneidad y con la que siempre puedes contar.
Veus no nació para imponer reglas, sino para acompañarte en tu propia forma de expresarte, con luz, color y confianza. Porque la belleza no es cubrirse… es brillar siendo tú misma.